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El Muralismo, la primera vanguardia en México de acuerdo a Lelia Driben en su libro “La Generación de la Ruptura y sus antecedentes” (2012), la Escuela Mexicana de Pintura y los llamados modernistas solitarios de México.
Se denomina Escuela Mexicana a una corriente o movimiento artístico iniciado en México en 1921, que alcanzó un vigoroso desarrollo en las décadas posteriores hasta, aproximadamente, mediados del siglo XX. Una de sus principales formas de expresión fue la pintura mural (movimiento muralista mexicano o Renacimiento mexicano), desarrollada por Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, llamados los “Tres grandes”, así como por un amplio número de discípulos y seguidores. Cabe señalar que, a la par de los murales, los artistas identificados con este movimiento realizaron también pintura de pequeño formato, grabado y escultura.
La Escuela Mexicana se caracterizó por un discurso estético de carácter nacionalista, inspirado en las culturas prehispánicas y el arte popular (Morales,1992). Desde el punto de vista ideológico, los artistas de este movimiento creían que el arte debía cumplir con una importante función social y pedagógica, puesto al servicio de la educación del pueblo. Consecuentes con este ideal, los muralistas se dedicaron afanosamente a crear un arte público, decorando con su pintura los muros de los principales edificios públicos de la capital de país y de otras ciudades mexicanas (Jaimes, 2012).
En este sentido, la Escuela Mexicana suele ser considerada como hija de la Revolución Mexicana o producto directo de ella. Esta idea, sin ser falsa, debe considerarse bajo ciertas reservas y matices: los conflictos armados no crean formas plásticas ni teorías artísticas, pero sí pueden generar las condiciones adecuadas para el desarrollo de determinados ideales estéticos. Tales fueron las circunstancias históricas en las que el movimiento artístico nacionalista posrevolucionario de México alcanzó su madurez y desarrollo más sobresalientes (Manrique, 2007).
Durante el gobierno del presidente Álvaro Obregón (1920-1924) el país gozó de cierta paz, después una década de conflictos internos e inestabilidad política, social y económica, comenzando la reconstrucción de la nación. En este contexto, Obregón nombró al filósofo José Vasconcelos como rector de la Universidad y, después, como secretario de educación. Desde estas privilegiadas posiciones, Vasconcelos emprendió un ambicioso proyecto educativo por medio de campañas masivas de alfabetización enfocadas en los sectores rurales y populares, conocidas como “misiones culturales”. Asimismo, convocó a los jóvenes artistas para decorar con obras murales importantes edificios como el de la Universidad y la Escuela Nacional Preparatoria. Los muralistas tuvieron entonces “la mesa puesta”, tal como señaló José Clemente Orozco (1988).
Los motivos y temas predilectos de los pintores de la Escuela Mexicana fueron la historia patria, la lucha revolucionaria y la exaltación delas culturas indígenas. El Estado y sus diversas instituciones, se posicionaron como los principales patrocinadores del arte y alentaron realización los grandes proyectos de pintura mural. De este modo, el arte nacionalista fue generando un discurso visual, a partir del cual se construyó un sentido de identidad nacional mexicana, al mismo tiempo que servía para dotar de legitimidad al régimen político y al orden social del país, emanados de la Revolución. En este contexto político-social, la Escuela Mexicana se consolidó como “la pintura oficial” de México, situación que, finalmente, derivaría en el anquilosamiento e incluso la decadencia de las artes plásticas del país.
Laurence E. Schmeckebier (1971) propone una clasificación de la Escuela Mexicana en los siguientes tres grupos:
Jaimes, Héctor. (2012). Filosofía del muralismo mexicano: Orozco,Rivera y Siqueiros. México: Plaza y Valdés.
Manrique, Jorge Alberto. (2007). Una visión del arte y la historia. Tomo IV. México: UNAM/Instituto de Investigaciones Estéticas.
Morales, Leonor. (1992). Arturo García Bustos y el realismo de la Escuela Mexicana. México: Departamento de Arte de la Universidad Iberoamericana.
Pérez y Pérez, Rafael Alfonso. (2014). Escuela Mexicana de Pintura.Boletín Fundación Cultural Macay No. 52.
Schmeckebier, Laurence E. (1971). The Mexican School. En: Modern Mexican Art, 156-175. Minneapolis: The University of Minnesota.
Orozco, José Clemente. (1988). Páginas autobiográficas. México: SEP/Conasupo.