De la visibilización a la independencia
La conjugación de trazos y colores de expresión fuerte de más de cincuenta pintores figurativos y abstractos que fue abordada en una publicación pasada me hizo pensar de manera indefectible en la lucha por la autonomía estética iniciada en los cincuentas. En sobradas ocasiones hemos comentado que esta pléyade de creadores en un inicio tuvo que asirse en proyectos independientes y galerías privadas, principalmente porque tenían poca (o nula) presencia en recintos oficiales y las muestras internacionales. Por su parte, las notas periodísticas en la que se reseñaban sus obras les dedicaban muy poco espacio o eran publicaciones sesgadas. Basta referenciar el tardío devenir de la abstracción en México que Humberto Mussacchio [1] reconstruyó a partir de la exposición pictórica de Los Cuatro Azules para tener una idea del panorama de la crítica de arte que llamó, por ejemplo, “huevo estrellado” a una pintura de Feininger y “queso de puerco” a un cuadro de Jawlensky.
Fotografía de Héctor García [2]
Conscientes de lo anterior los jóvenes creadores del recuento artístico que ha acabado por denominarse “Ruptura” se vieron en la necesidad de apostar por iniciativas de gestión cultural que los embarcaría en la creación galerías como la Prisse y la Proteo, el desarrollo de proyectos editoriales como S.Nob y filmes como En el balcón vacío (1961). Subrayo lo anterior porque si bien es cierto que a ellos les preocupó la visibilización de la joven pintura mexicana en México (y en el extranjero), mantuvieron su carácter independiente [3]:
“Su actitud parte del reconocimiento de que un artista contemporáneo tiene que inventarse a sí mismo, crear sus propias reglas. En el espíritu y la voluntad que representan se encuentra el presente y el posible futuro de la pintura mexicana”
Justo un mes antes del inicio del Movimiento Estudiantil de 1968, el Comité Organizador de la XIX Olimpiada y el INBA lanzó la primera convocatoria para la Exposición Solar, la cual tenía como objetivo mostrar las escuelas vigentes en el arte mexicano, así como los contrastes y méritos de cada pintor, escultor, dibujante, grabador y acuarelista. Una semana antes de la constitución de la mesa directiva de la Asamblea de Intelectuales y Artistas en apoyo al Movimiento Estudiantil un grupo de creadores hizo públicas sus objeciones a dicha convocatoria ya que esta “presenta aspectos lesivos a su dignidad e intereses, y tiene a frustrar antes que darles ocasión de mostrar su plenitud creadora” [4].
Firmaron el documento 36 artistas y el INBA tomó en cuenta sus objeciones, las cuales fueron analizadas con un grupo de creadores invitados para el caso. Sin embargo, la segunda convocatoria no corrigió el carácter competitivo de la exposición ni la división por técnicas que se habían objetado. De ahí nació una exposición paralela que se inauguró el 15 de octubre con el nombre de Salón Independiente en el Centro Cultural Isidro Fabela, en la que se exhibió obra de:
Los cuarenta y dos creadores definieron como propósito “la constante búsqueda de nuevas formas de relación entre el arte y una sociedad en evolución” y además de resaltar su carácter internacional refrendaron su desinterés en perseguir fines políticos o lucrativos. En menos de dos meses organizaron el salón en la Galería Pecanins, ubicada en Hamburgo 103, por lo que no se realizaron obras ex profeso y aunque distribuyeron el espacio mediante sorteo “el montaje fue abigarrado y aún caótico” [5]. Además, dentro del marco de la exposición se organizó una mesa redonda “La situación del arte en México” y también se proyectó la serie “La creación artística” de Juan José Gurrola, un tríptico realizado en 1965 sobre la obra de José Luis Cuevas, Alberto Gironella y Vicente Rojo [6].
Detalle de un segmento de La creación artística: Alberto Gironella
Más adelante, los miembros del Salón Independiente definirían un reglamento interno que se encuentra referido en el libro catálogo "La era de la discrepancia. Arte y cultura visual en México" [7]. La relectura que presenta la Maestra Pilar García en dicho material me parece una de las más completas desde la que realizó Raquel Tibol en 1992, un buen indicador para la próxima inauguración de "Un arte sin tutela: Salón Independiente en México 1968-1971". A título personal pienso que dicha exposición será una valiosa contribución historiográfica para entender el arte mexicano de la segunda mitad del siglo XX.
Referencias
[1] Humberto Musacchio, La llegada del arte abstracto, Revista de la Universidad de México, Núm. 129, noviembre de 2014.
[2] Fotografías de Héctor García En: Luis Cardoza y Aragón, Salón Independiente 69, Revista de la Universidad de México, No. 2, Octubre de 1969.
[3] Juan García Ponce, Confrontación 66: México descubre el arte moderno con 50 años de retraso, México en la cultura, suplemento de Siempre!, mayo de 1966, pp. 8.
[4] Raquel Tibol, Confrontaciones. Crónica y recuento, México, Ediciones Samara, pp. 154-155.
[5] Jorge Alberto Manrique En: La era de la discrepancia. Arte y cultura visual en México 1968-1997, pp. 44.
[6] Para ver los documentales de Gurrola visitar la página de la Filmoteca.
[7] Op. Cit. La era de la discrepancia. Arte y cultura visual en México 1968-1997, pp. 42-50.