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Doce y una, trece de Juan García Ponce

Juan García Ponce (Mérida, 1932- Ciudad de México, 2003) entró a la escena literaria de México a través del teatro; fue una entrada exitosa ya que, en 1958, obtuvo el Premio de la Ciudad de México con El canto de los grillos, obra a la cual le seguirá La feria distante (1959). Ambas se caracterizan por seguir de cerca la tradición del teatro de costumbres latinoamericano y son consideradas como parte del “ciclo” costumbrista de la dramaturgia garciaponcesca. [1]


Por otra parte, su penúltima obra dramática, Doce y una, trece, fue presentada originalmente en Casa del Lago en 1964 bajo la dirección de Juan José Gurrola con escenografía y vestuario de Roger von Gunten y con Beatriz Sheridan, Claudio Obregón, Luis Lomelí, Tamara Garina, Teresa Selma y Jacobo Checimsky.

Considerada por Monsiváis [2] como un antecedente directo de La noche y Figura de paja y una autocrítica fervorosa a sus primeras obras teatrales, se trata de una obra de ruptura en la dramaturgia del autor yucateco. En ella García Ponce se aleja de sus anteriores temas y asuntos costumbristas para adentrarse a un teatro de vanguardia y de experimentación que, en este caso, se aproxima al teatro francés del absurdo emparentado a su vez con el pensamiento de Albert Camus y Jean Paul Sartre. Su fórmula, de acuerdo a Mara Reyes es simple [3]: “toma un conflicto y después de tratarlo cambia la posición de sus piezas, con lo que la situación adquiere un doble fondo, una doble estructura simultánea y paradójica”.

Desde luego, la obra no sigue un esquema o estructura tradicional; es decir, no contempla una división en actos o escenas, sino que se desarrolla como una sucesión de imágenes, a veces lentas a veces rápidas, que generan una atmósfera de una realidad onírica, alterna, irreal..., un aspecto que el autor busca resaltar también con las indicaciones para la escenografía que “en términos generales debe recordar el cuadro de Henri Matisse titulado Estudio Rojo”.


En Doce y una trece, García Ponce emplea un mínimo de elementos para desarrollar el breve y denso argumento de la obra. Apenas cuatro personajes tienen un nombre y se perfilan con claridad: Jorge, Silvia, Eduardo y Martha, los tres primeros protagonistas del triángulo amoroso que reúne y contrapone a los personajes. Los otros personajes son el Juez, la Secretaria y el Policía, estereotipos que bien podrían considerarse como caricaturas de la Justicia, la Burocracia y el Orden; finalmente está la Niña, hija de Silvia y de Jorge, que curiosamente, es el único personaje que actúa con lógica, acorde con la “realidad objetiva”, una realidad matemática con la cual cierra la obra: “... nueve y una diez, diez y una once, once y una doce, doce y una trece”.

El incesto, el erotismo, la locura, la mujer, la búsqueda de una realidad ajena a la realidad “tangible” y de la convención social, es decir, de una realidad propia del arte y de la creación artística —las obsesiones literarias y vitales de Juan García Ponce— están presentes y animan Doce y una, trece

Este viernes 23 de marzo en el Museo Fernando García Ponce-Foro de Movimiento de la Ruptura, se presentará por primera vez en Mérida “Doce y una, trece”, dentro del programa Punto de Encuentro; la puesta en escena estará a cargo del Grupo Experimental de Teatro del Centro Estatal de Bellas Artes (CEBA), bajo la dirección de Yuliana Vargas Manzanero [4]. La cita es en punto de las 19 horas, entrada libre para mayores de 15 años y cupo limitado.

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Notas

[1] Fernando Muñoz Castillo, “Aproximación a un catálogo razonado del teatro de Juan García Ponce”, Diario Arte y cultura en rebeldía, 11 de septiembre de 2016.

[2] Carlos Monsiváis, “Doce y una, trece”, La escritura cómplice. Juan García Ponce ante la crítica, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1997, pp. 104- 106.

[3] Mara Reyes, “Diorama teatral”, Diorama de la Cultura, supl. Excélsior, 8 de noviembre 1964, pp. 4 y 8.

[4] La obra fue presentada de manera parcial por primera vez en el 1er Coloquio CEVIDI con la dirección escénica de Abril Góngora y el reparto estuvo integrado por Emmanuel Martínez Escalante, Maricruz May Álvarez y Miriam Santos Osalde.