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Emmanuel Carballo. La crítica y sus espacios

La Ruptura Hoy   -   Laura Espejo   -   01/07/2019

Por Laura Espejo

Para el México que existió a mediados del siglo XX surgió la necesidad de señalar y criticar inconformidades con la sociedad y la cultura: los estudiantes se manifestaban, los artistas rompían cánones y hacían su propia escuela en el arte y los jóvenes buscaban sus propios espacios para crear y discutir; entre ellos, se encontraba Emmanuel Carballo, integrante dela generación de la Casa del Lago, que este 2 de julio cumpliría 90 años de vida y 72 años de comenzar su labor de escritor dentro de la poesía.

“Posteriormente escribí cuentos y reseñas bibliográficas, artículos y uno que otro ensayo; pronto, sin habérmelo propuesto como meta, practiqué la investigación literaria: a unos cuantos pasos estuve de convertirme en erudito”. [1]


Carballo realizó estudios de Derecho en la Universidad de Guadalajara, en cuyo Departamento de Letras fue profesor, investigador de tiempo completo y Maestro Emérito. Es en Guadalajara que su actividad como crítico e investigador comenzó dentro de los medios, fundando la revista Ariel, cuaderno de literatura y artes plásticas (1949-1953); desde un principio Carballo pensó este espacio ideal para divulgar la voz de los jóvenes. Se arriesgó a decir, desde su revista, que el muralismo en México era una cosa pasada de moda, pensamiento que los artistas de la generación de La Ruptura retomaron cuando en sus obras se postularon en oposición a la Escuela Mexicana de Pintura:

“No vamos a cambiar la literatura, la vamos a avenir a un público escaso pero conocido y no a ponerla al servicio, como debería ser, de un público amplio y desconocido. Los escritores mexicanos destinan sus escritos a un público lector que posee una cultura parecida a la suya. De aquí que escribir en México sea un acto íntimo y no una acción social”. [2]

Después de Ariel, Carballo había descubierto que su trabajo dentro de la literatura sería principalmente como académico y crítico, por lo que al terminar el tiempo de su primera revista comenzó a vivir en la ciudad de México, donde se puso en contacto con Alí Chumacero e inició su colaboración en el suplemento “México en la Cultura”, que pertenecía al periódico Novedades:

“En las páginas de “México en la Cultura” se libraron batallas que fueron trascendentes para el desarrollo de las letras nacionales. Una de ellas, la dimos contra los escritores que cuidaban su mexicanidad con el mismo celo que las doncellas de provincia guardan su pureza. Ellos defendían el nacionalismo y nosotros la universalidad”. [3]


“En la literatura dos y dos no suman cuatro, pueden sumar tres o seis y son verdad si tu sabes demostrar una cosa que no es indemostrable a base de pericia, de astucia” [4]

En 1955 Carballo volvió a ocupar un lugar importante e innovador en los medios cuando fundó, junto con Carlos Fuentes, la Revista Mexicana de Literatura, nombre pensado precisamente para marcar la diferencia con Revista de Literatura Mexicana. En sus páginas se encontraban cuentos, ensayos, poemas, fragmentos de novelas, crítica, reseña de libros y noticias de interés cultural. En los primeros números se publicaron los prístinos textos de escritores tan importantes para Latinoamérica como los son García Márquez y Julio Cortázar:

“empezamos a dar en literatura muestra de una literatura que no tenía cotización entre la crítica literaria mexicana que repetían las mismas recetas”. [5]

Dentro de las actividades editoriales, Carballo también fue consejero en 1964 de la casa editora Empresas Editoriales, fundada por Martín Luis Guzmán (1944). En ella dirigió las autobiografías precoces de escritores jóvenes, como las de Juan García Ponce y Juan Vicente Melo. También firmaba con su nombre las solapas de los libros publicados, para que la editorial fijara su posición frente a los lectores. La autobiografía de Juan es la que le causó mayor impresión, y le dedicó mayor tiempo al análisis y crítica de su obra, reconociendo su labor como joven escritor.

“El mundo de García Ponce tiene como principal característica la unidad. Es un mundo cerrado, pequeño y cada día más profundo”. [6]


Carballo deja su herencia en las letras con libros como Diccionario crítico de las letras mexicanas en el siglo XIX (2001) o Diario Público (2005), en los cuales puede leerse la crónica de la vida literaria en México; porque tenía claro que para hacer crítica no se podía solo escribir y publicar, había que ser partícipe en otros espacios, como lo eran las editoriales, la dirección de revistas y sobre todo dejar las puertas abiertas para los jóvenes escritores. Y es justamente este respeto y reconocimiento a la rebeldía que, tanto dentro de los medios como de la crítica, Carballo otorga el espacio para nuevas colaboraciones y voces:

“llegará un joven en el último barco y pondrá en tela de juicio todo lo que pensé y edifiqué y se pitorreará de mí. Y yo ya estoy esperando a ese joven que va a tener razón como yo la tuve cuando fui irrespetuoso con mis mayores” [8]

Notas

[1] [2] Carballo, E. (2004). Ya nada es igual. Memorias (1929-1953). México, D.F: Fondo de Cultura Económica.

[3] [6] [7] Carballo, E. (2005). Diario Público 1966-1968. México, D.F: Conaculta.

[4] [5] Canal Once. 2004, enero 22. Historias de Vida-Emmanuel Carballo. Recuperado de Youtube

[8] Carballo, E. (s.f.). Auto reseña. Obtenido de Emmanuel Carballo: https://emmanuelcarballo.com/auto-resena/