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IN MEMORIAM, TERESA DEL CONDE

Se anunció su partida el 16 de febrero del año pasado. Era cerca de la medianoche cuando sus familiares, amigos y colegas lamentaron su sensible fallecimiento. Al día siguiente, como todos los martes, apareció publicada su columna en La Jornada como lo venía haciendo desde hace 1988. Tuvimos la fortuna de entrevistarla unos años más atrás con propósito de la creación del CEVIDI y a partir de aquel encuentro nos apoyó con la selección de creadores que presentamos en este mismo sitio Web. Recuerdo su interés en la generación siguiente, afición que compartió con Juan García Ponce y también su promesa de estar el día de la presentación oficial del CEVIDI. Me dijo: “ahí estaré si logras que vaya Manrique. Quiero compartir mesa con él”. Poco después, al consultarlo con el Maestro me respondió de la misma manera y seguimos trabajando, animosos de contar con su apoyo. Aunque desafortunadamente no pudo llevarse tal cometido y lamentamos su ausencia los tuvimos muy presentes en nuestro 1er Coloquio CEVIDI.


Víctor Sandoval y Teresa del Conda. Fotografía: Andrés Garay.


Teresa del Conde fue la última gran crítica clásica de arte en México, a quien le debemos la incorporación del psicoanálisis y el entendimiento de la Generación de la Ruptura. Dueña de un conocimiento universal y de una firme vocación por confrontar temas de actualidad y el devenir del arte. En varias entrevistas comenta que comenzó a leer a muy temprana edad y que su ingreso al mundo del arte fue gracias a los conocimientos de su padre, Salvador del Conde, quien fuera propietario de la primera estación de radiofónica de música clásica en México: la XEN. 

Iniciada en la psicología, un campo que nunca abandonó, decide ingresar a la Licenciatura en Historia en 1971 de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM después de un curso de psicopatología y psicología del arte en Italia. Posteriormente, obtiene el grado de Maestra en Historia del Arte con la tesis “Un pintor mexicano y su tiempo: Enrique Echeverría, 1927 – 1972”, una de las primeras publicaciones interesantes sobre la Ruptura. En ella, además de abordar la trayectoria de este creador reflexionó sobre su personalidad y lo toma como eje para describir toda una época. En 1982 obtuvo la beca de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation por “Las ideas estéticas de Freud”, su tesis doctoral en Historia de las Ideas que publicó en 1986. Es encomiable que sus tres tesis se hayan convertido en libros, los cuales que se sumaron a la veintena más de los que fue autora y los otros cuarenta de los que fue coautora. En el CEVIDI tenemos la fortuna de contar con al menos cuarenta de estas publicaciones que dan cuenta de su vocación como crítica de arte, labor que divulgó en Vuelta durante el periodo que la dirigió Octavio Paz, La Jornada y Unomásuno (1988-2017).


Del Conde inició su actividad docente en 1975 la FFyL de la UNAM. Al año siguiente fungió como miembro del IIE-UNAM. Fue, además, promotora cultural ya que de 1981 a 1988 dirigió el área de Artes Plásticas del INBA y en 1991 asumió la Dirección del MAM, cargo que ocupó por una década. Pasó de la máquina de escribir a la computadora y de ahí se adhirió con optimismo a las redes sociales, las cuales consideraba como “positivamente antisociales”.

Un mes antes de su fallecimiento el Director del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM anunciaría que se le concedería el título de Maestra Emérita por la UNAM por su trabajo como docente de poco más de tres décadas. Meses más adelante, el 15 de noviembre de 2017, se anunciaría la incorporación de 3,600 de sus libros al acervo de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. En definitiva, la Dra. Del Conde otorgó un legado de alto valor intelectual y artístico a la nación mexicana. Ahora el desafío está en impulsar a las jóvenes voces que habrán de dar cuenta del devenir artístico del país con una auténtica vocación y convicción de que el arte enaltece el espíritu humano.