LA RUPTURA, SEGÚN CUEVAS
De acuerdo con José Luis Cuevas (1988) la contienda por la autonomía estética inició con la publicación de La cortina del nopal, su escrito publicado en México en la cultura, el suplemento del periódico Novedades. Esta primera estocada fue, en palabras de su autor, “el primer manifiesto efectivo en contra de la pintura mexicana que negaba toda la influencia extranjera para exaltar todo lo nuestro”. Cuevas pintó a “su contricante”, Diego Rivera, en una falsa interacción con el pueblo mexicano representado en la figura de un campesino que cuestiona su mirada vacía. ¿Qué contempla el muralista mexicano desde su minúsculo taburete? Su postura abierta y con el pie derecho ligeramente por delante, refleja una relativa comodidad y despreocupación ante la de su interlocutor, quien coge con su mano izquierda un machete.
Pese a que el rival de Cuevas, de 70 años, urdió un camino que autores como Lelia Driben (2012) califican como la primera vanguardia mexicana, el malestar de toda una generación se expresó en La cortina del nopal. En este escrito se narra la política cultural del gobierno mexicano que continuaba apoyando al arte nacionalista, sobre todo al muralismo mexicano. Las desventuras de un personaje de ficción que no puede separarse de la línea trazada por las instituciones oficiales y que rehúsa salirse del cobijo de la crítica de arte simpatizante con la escuela mexicana resumió su postura de la siguiente forma:
“Hay una generación joven en México que trae ideales afines con todo este bloque de acción cultural que he mencionado. Yo deseo pertenecer a ella. No me erijo en arbitro de nada ni pido que se siga mi ruta porque empiezo por afirmar que no la considero única. Admito en arte todos los caminos que se presentan como una prolongación generosa, amplia, de la propia vida. Quiero en el arte de mi país anchas carreteras que nos lleven al resto del mundo, no pequeños caminos vecinales que conectan sólo aldeas” (Cuevas, 1988)
Rivera falleció un año posterior a la publicación de La cortina del nopal, no sin antes dar pelea, principalmente, a través de una producción escrita para periódicos y revistas. Por su parte, la relación de Cuevas con los medios impresos apenas iniciaba.
Siqueiros aparece ilustrado como una mujer de botas, rebozo y unos antiguos lentes impertinentes. A sus pies se encuentra arrodillado el taller de la Gráfica Popular y detrás de este personaje se encuentra una figura que representa al Frente Nacional de Artes, quien le ofrece flores a “Doña Siqueiros Piroxiliana”. Siqueiros, con la mirada impávida se abre paso entre sus admiradores. La proxilina es un compuesto industrial elaborado con lacas de nitrato y celulosa, una innovación que Siqueiros utilizó en gran parte de su producción artística y que aparece referida en los manuales del muralismo.
En otro apartado, Siqueiros está ilustrado con pies que asemejan a los de un dinosaurio. Está aguzando su mirada hacia abajo y se lleva la mano derecha a la frente en señal de búsqueda. La configuración de su rostro refleja pensamientos negativos, como la desconfianza en el terreno que se encuentra pisando. Esconde, además, su mano izquierda, en señal de falta de honestidad o en un intento por ocultar información. Siqueiros nos mintió, diría Cuevas, SÍ hay más rutas que la planteada como única por la Escuela Mexicana.
Si pinto… ¿para qué hablo? Se pregunta más adelante Cuevas en una clara sátira a su generación, ya que como expresó Jorge Alberto Manrique (1970) la confrontación con la Escuela Mexicana “se produjo sin duda más pintando que hablando”. Salvo el caso del autor de La Giganta, cuya actividad que le conduciría a colaborar con ensayos en México en la Cultura y en sus columnas “Cuevario” y “El universo de José Luis Cuevas”.
En estos escritos, de acuerdo con Carballo (2009), “dejaba atrás el periodismo y se metía a saco dentro de la prosa narrativa”. A través de la sátira, la ironía y la hipérbole, Cuevas expuso historias en forma lineal y dedicó muy poco espacio en sus columnas para reflexionar sobre el arte y su filosofía. En una gran proporción sus textos son de carácter autobiográfico o anécdotas que tuvo con algunos artistas del México del siglo XX, como Arnold Belkin. Más allá de exponer un ideario estético su propósito fue de acuerdo con Sánchez Celaya (2013)la construcción de una imagen pública que antagonizara con la Escuela Mexicana. Ya sea en la palabra escrita, en la acción creadora o el posicionamiento político, la obra de Cuevas suele ser polémica y retadora.
Bibliografía
Carballo, E. (2009). José Luis Cuevas.Obtenido de Material de lectura UNAM: http://www.materialdelectura.unam.mx/images/stories/pdf5/jose-luis-cuevas-48.pdf
Cuevas, J. L. (1988). La cortina del nopal. En M. d. Gil, Ruptura. 1952-1965 (pág. 91). México.
Driben, L. (2012). La Generación de la Ruptura y sus antecedentes. México: Fondo de Cutura Económica.
Manrique, J. A. (marzo-abril de 1970). El rey ha muerto: viva el rey. La renovación de la pintura mexicana. Revista de la Universidad de México (7-8), 25.
Sánchez Celaya, G. (julio-octubre de 2013). Ironías del poder. El caso de José Luis Cuevas. Revista Digital CENIDIAP.