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LA RUPTURA

En la segunda mitad del siglo XX surge una generación de jóvenes creadores que con su obra cambiaron la percepción del arte en México al marcar distancia con la Escuela Mexicana de Pintura: Alberto Gironella, Enrique Echeverría, Fernando García Ponce, José Luis Cuevas, Lilia Carrillo, Manuel Felguérez, Vicente Rojo, y Vlady. Este grupo heterogéneo alcanza tal denominación en 1988, año en el que tuvo lugar la exposición “Ruptura” en el Museo de Arte Carrillo Gil y en el Museo Biblioteca Pape que conjuntaba obra realizada por varios artistas entre 1952 y 1965.

La Ruptura y la crítica

Juan García Ponce
Juan García Ponce.
Juan Vicente Melo y Fernando García Ponce
Juan Vicente Melo y Fernando García Ponce.
Luis Carlos Emerich, Jorge Alberto Manrique
Luis Carlos Emerich, Jorge Alberto Manrique.
Octavio Paz leyendo el periodico
Octavio Paz leyendo el periodico.
Presentación del libro nueve pintores Juan García Ponce
Presentación del libro nueve pintores Juan García Ponce.

La labor del crítico de arte y la del artista se encuentran unidas por un lazo indisociable: una no existe sin la otra. Al respecto Ida Rodríguez Prampolini (1997) señala: “la crítica de arte forma a los artistas tanto como los artistas crean a los críticos”. Esta disciplina en México se ha consolidado hasta diferenciar sus actividades con la de otros especialistas, fenómeno que no ocurría en el país durante el siglo XIX. Anteriormente el papel del crítico lo desempeñaban escritores, literatos, poetas y demás profesionales de la palabra escrita, quienes dieron a conocer distintas las distintas voces y visiones del arte mexicano por medio de sus textos. Para la Generación de la Ruptura fue de vital importancia la figura del escritor y su actividad consistente y sistemática. Octavio Paz, Carlos Fuentes, Luis Cardoza y Aragón y Juan García Ponce contribuyeron con sus reflexiones sobre el arte mexicano y las vanguardias de una época en diversos textos y publicaciones. 

Octavio Paz es la primera voz en mencionar el término Ruptura. En su texto Tamayo en la Pintura Mexicana de 1950 refiere que la pintura moderna comienza con el trabajo de los muralistas. Sin embargo también precisa que se trata de un comienzo y que la pintura mexicana no termina con ellos. Así, anuncia la aparición de un nuevo grupo que toma distancia con los discursos nacionalistas de la época: “La ruptura no fue el resultado de la actividad organizada de un grupo sino la respuesta aislada, individual, de diversos y encontrados temperamentos”. Para el Nobel de literatura Rufino Tamayo y Carlos Mérida fueron los ejemplos claros de estos intereses diferenciados que se venían gestando.

En 1958 José Luis Cuevas escribe “La Cortina de nopal”, una carta que dirige a Fernando Benítez con el propósito explícito que se publicara en el suplemento cultural “México en la Cultura”. El equipo de trabajo de Benítez sentó las bases del periodismo cultural mexicano y abrió un nuevo camino para la crítica, la narrativa y la entrevista. Escritores, poetas, narradores y críticos de la talla de Carlos Monsiváis, Carlos Fuentes y Juan Vicente Melo llenaron estas páginas con una importante perspectiva del trabajo intelectual de México. Como gran renovador de la crítica cultural Monsiváis colaboró en los medios de comunicación más diversos e incursionó en la crónica, género en el que incursionó de manera sobresaliente. Por su parte Fuentes descifró y promovió la producción de sus contemporáneos y estableció un diálogo continuo y sin prejuicios con la creación artística (Perea, 2006). Su libro “Viendo Visiones” (2003) puso al descubierto una faceta literaria poco conocida: la del novelista espectador de pintura. Juan Vicente Melo fue colaborador por 3 décadas de revistas y suplementos como “Revista de la Universidad de México”, “Revista Mexicana de Literatura” y los suplementos de Benítez.

Años más adelante, el poeta y crítico guatemalteco Luis Cardoza y Aragón propondría en Pintura Activa (1961) una crisis de la pintura o un estancamiento, producto del cambio de la situación social: “Orozco y Rivera cumplieron su vida, encarnaron en lo valioso de su obra, en lo excepcional de ella, una situación que ya entró en la historia, y no vivieron en la tradición pasivamente sino que la recrearon”. De esta forma Cardoza y Aragón comenta que la ruptura con el muralismo y la escuela mexicana de pintura la entiende como una nueva relación con el medio y sus problemas: “Las rupturas son una forma histórica de arraigo para revolucionar nuestro presente y proseguir”.

En 1967 Luis Guillermo Piazza recopila hechos de la décadade los sesentas en su novela “La Mafia”: La Zona Rosa, los happenings y conversaciones en la que los personajes creaban sus propios lenguajes. El escritor argentino plantea como “amafiados” al máximo son Carlos Fuentes, José Luis Cuevas, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco y Fernando Benítez (DelConde, 2014). Ese mismo año René Avilés Fabila escribe “Los juegos”, una novela satírica en la que ironiza sobre los métodos utilizados por los autores del boom (Müller, 2004).

Fue Juan García Ponce, quien se destacó como un personaje fundamental para la difusión y la apreciación en México del arte de ruptura. Dueño de un vasto conocimiento de la cultura mexicana, en especial de la literatura y las artes plásticas y visuales, García Ponce se convirtió a través de sus textos en el defensor y promotor  del arte contemporáneo con mayor reconocimiento en el país. En 1968 García Ponce presentó, desde su visión, a las propuestas más representativas del arte contemporáneo en el país bajo el título Nueve pintores mexicanos. En esta publicación el escritor yucateco contrapondría la búsqueda de las nuevas estéticas a las artes nacionalistas, y las definiría bajo el cosmopolitismo naciente de la época: “...creo que hoy todos los verdaderos pintores realizan su obra tomando como base la misma historia del arte; son conscientes de ella y sienten y sufren su propio peso. Esta característica crea una nueva unidad. El arte es ya el mismo en todos lados y para todos.” Manuel Felguérez, Alberto Gironella, Lilia Carrillo, Vicente Rojo, Roger von Gunten,  Fernando García Ponce, Gabriel Ramírez Aznar, Francisco Corzas y Arnaldo Coen fueron los nombres que Juan García Ponce tomó en cuenta para uno de los textos fundamentales en la historia de la Generación de la Ruptura.

En 1970 el historiador Jorge Alberto Manrique fue pionero en la revisión crítica de las vanguardias mexicanas de los años cincuenta con el ensayo "El rey ha muerto: Viva el rey; la renovación de la pintura mexicana". Más adelante Teresa del Conde (1979) y Rita Eder (1981) aportan dos libros universitarios que realizan un recorrido por la trayectoria artística de Enrique Echeverría y Alberto Gironella, respectivamente. A partir de este periodo y con la profesionalización de los estudios sobre el arte en México destacan, además de los investigadores anteriormente citados, los trabajos de Ida Rodríguez Prampolini, Luis Mario Schneider, Lelia Driben, Lily Kassner, Jaime Moreno Villarreal, por mencionar a algunos.


Referencias

  • Avilés Fabila, René. (1967). Los Juegos. México: Edición de autor.
  • Cabrera López, Patricia. (2013). Trascendencia del suplemento “La Cultura en México”. Impossibilia No. 6/ Pp. 45-59.
  • Camposeco, Víctor Manuel. (2014). México en la Cultura (1949-1961). México: CONACULTA /Dirección General de Publicaciones.
  • Cardoza y Aragón, Luis. (1961). México: Pintura activa. México: Ediciones ERA.
  • Del Conde, Teresa. (1979). Un pintor mexicano y su tiempo. Enrique Echeverría (1923-1972). México: UNAM /Instituto de Investigaciones Estéticas.
  • Del Conde, Teresa. (2014). Textos dispares. Ensayos sobre arte mexicano del siglo XX. México: UNAM / Instituto de Investigaciones Estéticas.
  • Eder, Rita. (1981). Gironella. México: UNAM / Instituto de Investigaciones Estéticas.
  • Felguérez, Manuel. (1988). La Ruptura. 1935-1955. En: Ruptura, pp. 93-102. México: Museo Carrillo Gil. 
  • Fuentes, Carlos.(2003). Viendo visiones. México: Fondo de Cultura Económica.
  • García Ponce, Juan. (1968). Nueve pintores mexicanos. México: Editorial ERA.
  • González, Alfonso. (2012). Octavio Paz y Carlos Fuentes. Encuentros y desencuentros. [enlínea]. Revista de la Universidad de México. Nueva época. Agosto 2012. No.102. Consulta: 02/03/2015.
  • Melo, Juan Vicente. (1966). Juan Vicente Melo. Nuevos escritores mexicanos del siglo XX presentados por sí mismos. México: Empresas Editoriales.
  • Müller, Gesine.(2004). Las noveles del Boom como provocación canónica: interaccionesliterarias entre La Onda, El Crack y Carlos Fuentes. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Año XXX, No. 59. Lima-Hannover. Pp. 43-52.
  • Perea, Héctor.(2006). Las visiones de Carlos Fuentes: un diálogo con la pintura moderna y renacentista. Literatura Mexicana, 17 (2).
  • Quemain, Miguel Ángel. (s/f). Carlos Monsiváis: crónica perdurable de las mitologías momentáneas. [enlínea]. Recurso electrónico – Entrevista. Coordinación Nacional deLiteratura. México: INBA.
  • Rodríguez Prampolini, Ida. (1997). La crítica de arte en México en el siglo XX. México: UNAM /Instituto de Investigaciones Estéticas




Piedras de toque de una generación