Epopeya de un trotamundos de más de cien años
Con motivo de la próxima conferencia y exposición “Victor Serge, el revolucionario errante” me di a la tarea de releer algunos de los textos fundamentales sobre Vlady, de los que rescato diversos instantes de un periplo llamado vida. Me concentro en los años previos en que el pintor ruso (re)conoce a México como su segunda patria. Comparto con Ustedes, de esta manera, algunas de las anotaciones y Vladivagaciones — para utilizar el mismo concepto que Leonardo da Jandra [1] — fruto de tal cometido.
La historia de Vlady entreteje como hilo de dos cabos anécdotas y mitos. En su ser se encuentra impregnada toda la carga genética y espiritual de más de un siglo de antigüedad. Su nombre completo es el juramento premonitorio de un guerrero trotamundos y polemista: Vladimir por Mazín (Vladimir Ossípovich Lichtenstadt), amigo entrañable de su padre y Alexander por parte de su abuelo materno, quien le enseñaría que el “mejor juguete de toda su vida se encuentra en su cabeza” [2]. Cuando a Vlady le preguntaban su edad, él solía responder que nació hace cien años y la razón detrás de semejante afirmación —que no tiene ninguna correspondencia cronológica— se encuentra en una de sus obsesiones, la figura de su tío paterno Nikolai I.Kibalchich [3]:
“Nací en 1881, con un magnicidio, con una confrontación de hombres pensantes, nihilistas, positivistas e idealistas que se enfrentaron al poder al tú por tú, con una bomba en mano”…
Nueve años más adelante los destinos de sus padres, Liuba Rusákov y Víctor Serge, se cruzarían en el barco que los trasladaba de Dunkerke a Copenhague y de ahí a Helsinki. Fueron 19 días y un encuentro afortunado lo que los llevaría tres meses más tarde al matrimonio. Ella provenía de una familia de judíos anarquistas emigrados a Francia. Él, recién liberado de una condena de cinco años de prisión por haber sido implicado en los actos delictivos de la Banda de Jules Bonnot. La recién pareja se estableció en la residencia de los revolucionarios, El Astoria; ella trabajó como estenógrafa en la oficina de Grigori Zinoviev y él como funcionario de la III Internacional. Pero pronto el destino de los Kibalchich-Rusákov se movería cual torzal en una dirección inesperada: Vlady todavía se encontraba en el vientre de su madre cuando el general del ejército blanco Yudénich puso en sitio la ciudad en la que se encontraban. El lujoso Astoria pronto se llenaría de costales de arena y ametralladoras y ellos tendrían que atravesar por una espera del todo angustiante, sin poder llevar consigo más que una pequeña cantidad de sus objetos más queridos envueltos en una toalla. Al nacimiento de Vlady Petrogrado estaba salvada, aunque los ríos de sangre continuaban en la clandestinidad.
La infancia temprana del pequeño Vlady (1922-1926) transcurre en Alemania en un clima de conspiración y peligro. De la época sobrevive una foto de Vlady con su padre en la se puede distinguir a Gramsci en una de las tantas reuniones y discusiones a las que acudían Lukács, Balabánova, Ioffe, entre otros exiliados que han marcado la historia. En 1926 la joven familia regresó a la casa de la familia de Liuba, en Petrogrado, y llevó una vida de nomenklatura triunfante [4]. Aunque no muy afecto a la escuela, el pequeño Vlady quedó hechizado desde su primera visita con el Museo del Hermitage y tuvo entre sus compañeros de juegos a Igor, nieto de Trotsky. En 1928 Serge es expulsado del Partido Comunista y, al poco tiempo, el abuelo Rusákov es encarcelado por un altercado con unas vecinas. Liuba cae en un estado de shock, del cual nunca pudo recuperarse. El panorama termina de ensombrecerse con el segundo arresto de Serge en 1933. Con todo el aplomo que le caracterizó, pidió transfirieran a su esposa a la clínica psiquiátrica del Ejército Rojo y le comunicaran por teléfono con su hijo: “Estoy preso. Ahora el hombre de la casa eres tú” [5]. Transcurridos los ocho meses de su aprehensión, se enteran que Serge había sido transferido al gulag. Más tarde se reúnen con él en Orenburgo, donde Liuba tuvo a su segunda hija Jeannine y empeoran sus crisis. Es en este momento que la relación padre e hijo se estrecharía hasta la muerte de Serge en 1947. Vlady acompañará a su padre en todos sus exilios y en su continua búsqueda del cambio. Basta mirar la fotografía familiar, donde el pequeño Vlady posa con delicadeza su mano sobre el hombro izquierdo de su madre, como quien propina una suave caricia a un ave frágil. En tanto su otra mitad se aferra a la camisa de su padre, en un gesto que resume una importante alianza y complicidad. La leve inclinación de su rostro se dirige a la cabeza de su padre, en una suerte de premonición de que se convertiría en el editor de la obra de Serge.
Vlady, de trece años, acude a la escuela 24 de Orenburgo, donde todos tenían que robar para sobrevivir. Sin embargo, es en este sitio donde también aprendió, guiado por su padre, a dibujar, hablar francés y a discutir sobre economía política. En tanto, Romain Rolland y un grupo de intelectuales de izquierda no subordinados al Partido Comunista, lucharon por la liberación de la familia de Serge [6]. Diez meses más tarde, en abril de 1936, liberan a la familia y se trasladan a Bruselas. Ahí Vlady se incorpora al sistema escolar belga, donde no permanece mucho tiempo debido a su desinterés en las clases. Con la liberación académica, continúa alimentando su hambre de pintura en los museos y se ve en la necesidad de cuidar a su hermanita y a su madre, inmersa en un ciclo de crisis nerviosas. Unos meses más tarde, la familia se muda a París y permanece ahí hasta 1940. Serge consigue en 1937 una beca en la Académie Paul-Colin de Artes Gráficas para su hijo. Sin embargo, el joven Vlady prefirió cultivarse en el Museo del Louvre. Iba todos los días y ahí aprendió a copiar a Rembrandt, Rafael, Tiepolo y a Rubens. Ese mismo año Vlady tuvo una revelación con la exposición de Van Gogh, en la que descubrió el color y en ese momento decide dedicarse a la pintura.
Con la invasión nazi a Francia Vlady huye hacia el sur, rumbo a Marsella, en donde se reuniría con Serge y Laurette Séjourné [Laura Valentini], nueva esposa de su padre. En tanto, Liuba se encontraba internada en una clínica de la Provenza, donde permaneció hasta su muerte en 1984. Ya no sería la misma de los recuerdos infantiles de Vlady. Aquella mujer hermosa y delicada de las fotografías, se convertiría en los dibujos de Vlady en un ser cabizbajo, con la mirada hacia el vacío y el cuerpo encorvado, como en retirada. Es Liuba que se aleja de Vlady, pero nunca de su obra. Es hasta el 24 de marzo de 1941 que Vlady y Víctor Serge se embarcan en el Captain Paul-Lemerle, un buque que transportaba a otros 300 pasajeros entre los que se encontraban André Bretón, Wilfredo Lam y el entonces desconocido Claude Levi-Strauss. De este periplo hay una foto en la que se puede distinguir a Serge con el cabello ya gris, con una mano en el bolsillo y la otra probablemente sosteniendo las reminiscencias de un cigarro, que tal vez se consumió en una acalorada discusión con Levi-Strauss. Aunque niños, mujeres y hombres esbozan una sonrisa, Serge aguarda paciente una vuelta más del torzal del destino de los Kibalchich-Rusákov. Durante el viaje el joven Vlady quedó embelesado por los colores del trópico y las olas vibrantes de sol. Fueron cinco meses con múltiples escalas, tribulaciones e incluso una estancia en un campo de concentración, hasta que llegaron a tierras mexicanas. Fueron de Santo Domingo a La Habana, en donde abordaron por primera vez en sus vidas un avión y sobrevolaron “el mar Caribe, las tierras tempestuosas de Yucatán y luego el altiplano de México, cubierto de espesas nubes traspasadas de sol” [7]. Y encontraron así el paraíso y la paz […]
Notas
[1] Da Jandra, Leonardo (septiembre de 1985). Vladivagaciones, entrevista con Vlady. Plural, suplemento cultural del periódico Excélsior. No. 168. Pág. 24.
[2] Rens, Jean-Guy (2005). Vlady: de la revolución al renacimiento. México: Siglo XXI y Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Disponible en el Acervo del CEVIDI
[3] Colina, José de la & Lizalde, Eduardo (25 de julio de 1982). Vlady en el vientre de la ballena. Entrevista con Vlady. El semanario cultural. Novedades. Pp. 1,3 y 4.
[4] Palabra latina rusificada utilizada para designar al conjunto de altos cargos políticos de la antigua Unión Soviética o de sus países aliados y, por extensión, de otros sistemas políticos.
[5] Rens, Jean-Guy (2005). Op Cit.
[6] Weissman, Susan (2001). Victor Serge. The course is set on hope. Londres: Verso.
[7] Cita del diario de Víctor Serge, compartida por Adolfo Gilly en la presentación del libro de Jean-Guy Rens, Vlady-De la Revolución al Renacimiento, Biblioteca Lerdo de Tejada, ciudad de México, 22 marzo 2006.