En los albores de 1965 el panorama artístico comienza a incluir a los jóvenes artistas que no compartían intereses con los esquemas oficiales y la escuela mexicana. Con la inauguración del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México se crearía una plataforma nueva que de cabida a las propuestas de los artistas del siglo XX.

Poco tiempo después, el 02 de febrero de 1965, se inaugura el Salón ESSO, patrocinado por dicha transnacional petrolera y convocado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Consistió en el “primer impulso que se otorgó a los pintores y escultores jóvenes de América para que obtengan un reconocimiento occidental” (Gómez Sicre, 1965). Oficialmente se le conoceríacon el nombre de “Concurso de artistas jóvenes de México (Pintura y Escultura”) y convocaría a artistas menores de 40 y mayores de 21 años. Las obras ganadoras irían a concursar en el Salón Interamericano (abril, 1965), ubicado en la sede de la Unión Panamericana en Washington, dentro del marco de los 75años de cooperación interamericana. El jurado estuvo integrado por defensores de las dos tendencias imperantes en la escena artística: Rufino Tamayo, Mathias Goeritz, Carlos Orozco Romero, Justino Fernández, Juan García Ponce y Rafael Anzures. Más de 300 artistas hicieron llegar cerca de 500 obras de pintura y escultura a finales del primer mes de 1965. Se eligieron y expusieron 74 obras de 39 pintores y 19 escultores, de las cuales un 62% eran figurativas y el porcentaje restante abstractas. Al final el jurado otorgó  el primer y segundo lugar a Fernando García Ponce y a Lilia Carrillo, respectivamente.

Más adelante, en 1966, se organizó en el Palacio de Bellas Artes la colectiva “Confrontación 66”, una de las muestras más representativas y polémicas de los años sesenta. La idea principal del INBA era “alertar al medio cultural mexicano, que especialmente en el campo de las artes plásticas estaba atravesando por un prolongado y peligroso impasse” (Taracena, 1966). La importancia del evento, de orden cronológico, se sitúa frente a la historia de la pintura mexicana, como una muestra de que existen distintas líneas de desarrollo de individuos y grupos, pero que corren paralelas, pero sin apartarse del espíritu del arte. El comité estuvo conformado por: Raquel Tibol, Juan García Ponce, Alfonso de Neuvillate, Manuel Felguérez, Francisco Icaza, Benito Messeguer, Vicente Rojo y Mario Orozco Rivera, quienes además de redactarla convocatoria elaboraron una lista de invitados. Participaron un importante número de artistas de las nuevas generaciones, quienes representaban a las dos grandes posturas artísticas del momento: la Escuela Mexicana y las vanguardias de tendencias internacionales. 42 pintores fueron escogidos para ser invitados, como garantía de la existencia de todas las tendencias, de los cuales 29 aceptaron la invitación y 8 fueron seleccionados. Además, los pintores miembros del comité enviaron los 5 cuadros de rigor, entre quienes sólo Benito Messeguer se abstuvo de confrontar. Por su parte, los pintores no seleccionados presentaron alrededor de 500 obras en un espacio del recinto.

Posteriormente, en 1968, se gesta un importante movimiento estudiantil y la lamentable matanza del 2 de octubre, en coincidencia con las Olimpiadas. A través del INBA el Estado convoca a la Exposición Solar, teniendo como sede el Palacio de Bellas Artes (Driben, 2012). Los integrantes de la Generación de la Ruptura convocan por oposición al Primer Salón Independiente, con sede en el Instituto Isidro Fabela.

Referencias

Conde, Teresa del (2014). Textos dispares. Ensayos sobre arte mexicano del siglo XX. México: Siglo XXI Editores,UNAM – Instituto de Investigaciones Estéticas.

Driben, Lelia (2012). La Ruptura y sus antecedentes. México: Fondo de Cultura Económica.

García Ponce, Juan (1987). Juan García Ponce: Confrontación y el fantasma del realismo. En Museo de Arte Carrillo Gil (1988). Ruptura. México: Museo de Arte Carrillo Gil & Biblioteca PAPE.