(1)1AÑOS: CELEBRAR UNA COMPLICIDAD
El mes de octubre Punto de Encuentro, el foro multidisciplinario de la Fundación Cultural Macay, A.C., cumple once años de presentar propuestas artísticas divergentes y organizar actividades de participación social en el estado. Para dimensionar la trascendencia de este tipo de programas en la entidad basta recordar las cifras ofrecidas por su organizador, Gibrán Román Canto, en sus primeros diez años de existencia: 108 ediciones con un total acumulado de casi 20 mil asistentes. A dichos números habría que añadirle las once actividades correspondientes a 2019 para tener una noción más exacta. Siguiendo con este afán numérico (y celebratorio) caigo en cuenta que el CEVIDI y Punto de Encuentro han sido cómplices en una docena de ocasiones, una detección que decidimos celebrar este mes con: Sábado, en el CEVIDI.
Por dos años los horarios de atención del CEVIDI solo contemplaron los días entre semana, un factor que imposibilitaba el libre acceso de algunos de nuestros usuarios. Si bien es cierto que las vacaciones y los días festivos son una gran oportunidad para que ellos nos visiten, creemos que el sábado guarda una especial condición que decidimos considerar en la propuesta de divulgación artística y literaria anteriormente mencionada.
El motivo por el cual nos orientamos hacia la divulgación, obedece en gran medida a una problemática de la sociedad que nos atañe: el 72% de los mexicanos confían muy poco en la ciencia. Si nos atenemos a la imagen que se propaga en diferentes medios, los centros de investigación y documentación solo son un apéndice de las torres de marfil de los científicos que consagran su vida al método científico y que tienen poco que responder/aportar a la sociedad en la que se hayan insertos. Explicaciones sobre cómo ha cambiado la percepción social de la ciencia en México hay muchas y proyectos de comunicación social de la ciencia también. Sin embargo, una gran parte de ellas omiten culposamente a las ciencias sociales y las humanidades.
Quienes nos dedicamos a un objeto de estudio tan específico como La Ruptura nos encontramos con un reto todavía mayor, ya que la distancia percibida es todavía más profunda. He sido testigo de cómo evolucionó la percepción de su relevancia en nuestros becarios. Como una gota de agua que horada hasta la piedra más sólida, les ofrecimos nuevas lecturas a temas que ellos ya consideraban como vistos. La evolución del pensamiento es evidente no solo en contenidos, sino también en las formas de trabajo que han vuelto suyas y que han logrado trasladar a sus respectivos campos de conocimiento. Sin embargo, consideramos necesario crear un espacio de diálogo horizontal en el que nos despojemos momentáneamente de las formalidades de la academia para hacer extensivo el cambio, en el que podamos desmitificar mucho del trabajo del investigador documental. Para ello creamos dos ciclos, a saber:
II. FREEDONIA, un concepto que José de la Colina describe como “una ciudad mental” de la cual se considera “habitante del Reino de la Libertad”. En ella, según explica en De libertades fantasmas o de la literatura como juego(2011) vive en el tiempo y el espacio de la imaginación y ejerce sus derechos ciudadanos, sus plenos poderes:
Contra la creencia del escritor español de la imposibilidad de que dicho reino superior tenga una realidad concreta, deseamos hacer de cada segundo sábado del mes una zona de intercambio de ideas que emanen de un punto en común: el acervo audiovisual del CEVIDI. Para ello, consideramos propicio iniciar con “El grito” de Leobardo López Arretche (1942), un material que fue restaurado por la Filmoteca de la UNAM en 2018 y que fue exhibido en la primera edición de Arcadia: Muestra Internacional de Cine Rescatado y Restaurado.
El filme fue realizado durante el Movimiento Estudiantil de 1968 en México por los alumnos del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC). Las más de 146 mil imágenes recopiladas sumaron un total de ocho horas de material de filmación, el cual editado, bajo la dirección de Leobardo López Arretche, tuvo como resultado un documento histórico sui géneris.
López Arretche, también conocido como “el CUEC” en el Consejo Nacional de Huelga, estudió actuación, dirección teatral y colaboró como actor en teatro y televisión. Posterior a su ingreso al CUEC en 1964, dirigió siete cortometrajes en 16 mm:
- Lapso (1965)
- #45/Número 45/Panteón (1966)
- El jinete del cubo (1966)
- S.O.S (s.f)
- Catarsis (1967)
- El hijo (1968)
- Documental El grito (1968)
Además, fotografió en 1969 el corto La pasióny participó en el largometraje Crates en 1970, año en el que se suicidó. López Arretche fue apresado por tres meses por su participación en el Movimiento Estudiantil de 1968. Al salir inició la edición de El grito, un documento que en palabras de sus restauradores “tendría que pertenecer a la memoria colectiva de todas las generaciones mexicanas”.
II. CAFÉ LITERARIO. Son sesiones de escucha sobre los autores y temas de La Ruptura, las cuales son maridadas con una selección de café de especialidad. Por supuesto, la estrecha relación entre el café y la literatura no es una novedad. Sin embargo, la propuesta que ofrecemos gira más en torno a la exploración de los sentidos que, en ocasiones, hemos dejado relegados en la experiencia lectora. Escuchar, por ejemplo, una radionovela como “El apando”, mientras se paladea un café de olla, posibilita la activación de diferentes áreas del cerebro que cuando leemos.
De acuerdo a diversos estudios sobre la actividad cerebral, leer sobre la historia de un personaje de una novela es casi igual que vivirlo en carne propia. Una de nuestras primeras reacciones al leer es que creamos fotos en nuestra mente, de tal manera que al involucrar otros sentidos podremos tener una experiencia más completa para guardar en nuestra memoria.
Este mes lo dedicamos a José Revueltas, uno de los autores más citados y criticados de la literatura mexicana. El próximo 26 de octubre, a las 11 horas, nos encerraremos a degustar un café que sabe y huele a México. Como los personajes de José Revueltas, este café incorpora elementos que le otorgan un carácter único: azúcar morena, café arábica molido, canela en polvo, cocoa, piloncillo granulado y anís en polvo. No te dejes llevar por su dura apariencia y atrévete a probar un sabor especiado que surgió en tiempos de la Revolución Mexicana en mano de las Adelitas.
La entrada a ambos eventos es libre.