A 85 años de Salvador Elizondo
El pasado 19 de diciembre se celebró el 85 aniversario del natalicio de Salvador Elizondo, uno de los escritores, críticos y traductores más ambiciosos del siglo XX mexicano de acuerdo a La Enciclopedia de la Literatura en México. Dicho título se le concedió puesto que, a propósito, o tal vez no, el autor no dejó ningún género literario fuera de su pluma.
El recorrido académico de Elizondo empezó en la UNAM, que más tarde continuaría en Ottawa, Perugia, París y Cambridge, lo cual le permitió conocer la cultura y artes de diferentes partes del mundo, dando como resultado un escritor cosmopolita. Y esta es justamente una de las características del grupo al que perteneció, junto con Juan García Ponce, Tomás Segovia, Juan Vicente Melo, entre otros.
Con este mismo grupo de jóvenes escritores, creó la revista S.NOB, en la cual se encargaban de introducir a la literatura mexicana nuevos temas y nuevos estilos de escribir; por ejemplo, con tonos sencillos y humorísticos ofrecían a sus lectores cuentos, reseñas de libros, críticas sobre cine y música. El narrador Antonio Ortuño, describió esta revista como “un escupitajo a todo lo que hacía tedioso a la cultura de los años 60, por estar empapado de ultranacionalismo y política”. Lo que nos lleva a pensar a esta revista como un refresh que acercó a los jóvenes a la literatura, puesto que les dio también un espacio en donde publicar.
Entre sus obras más destacadas se encuentra la novela Farafeub o la crónica de un instante, el libro de cuentos Narda o el verano, Cámara lúcida o El retrato de Zoe y otras mentiras. Sin embargo, gracias a su viuda, la fotógrafa Paulina Lavista, después de su muerte se ha podido tener una mirada un poco más profunda y personal del autor, ya que ella encontró entre sus escritos más de 83 cuadernos de diarios que abarcan del año 45 hasta tres días antes de su muerte.
Escribir fue para Elizondo una manía que jamás pudo detenerse, ya que ni enfermó se detuvo, y aunque muchas veces su literatura, e incluso su personalidad, fue complicada, como aseguran sus alumnos, nunca faltaron ni faltarán grandes admiradores del escritor.
Habebeh Arias