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GURROLA, GURROLA, GURROLA

La Ruptura Hoy   -   Addy CP   -   25/11/2019

Por Sofía Sofía Sofía

Durante el Coloquio CEVIDI 2019: Comunicar arte y literatura en tiempos de la Ruptura, una conferencia me llamó la atención de entre las demás: Archivo Gurrola, huellas y ausencias, ya que consideré que fue ajena a “lo normal”. Angélica García, la conferencista y colaboradora de esa colección, mencionó que el archivo nació después de la muerte de Juan José Gurrola en el 2007 y luego procedió a narrar la historia de diferentes archivos bajo su tutela. Imágenes dadaístas, storyboards semi coloreados de escenas teatrales bizarras, frases shakesperianas escritas en los márgenes de servilletas, fotos de fiestones en disfraces o fiestones en traje o solo fiestones, dibujos insensatos con formas deformes y manchones. Me terminé preguntando quién tenía tiempo de tantas cosas… Y Angélica nos dio la respuesta: pertenecían a un borracho citadino.


Juan José Gurrola nació en la ciudad de México en noviembre de 1935, vivió un tiempo ahí, luego con su madre en barrios de Nueva York y posteriormente regresó a su ciudad natal. En Memorias de Juan José Gurrola (2007) de Alegría Martínez, relata que la madre del artista escuchaba a Guty Cárdenas siempre, que durante la preparatoria se iba de fiesta acompañado de mujeres de la vida galante y que jugaba en un campo de golf cercano a su casa. Era de clase media alta, aquí en México, y ahí, en Estados Unidos, no tanto. 

Estudió arquitectura en la UNAM, cuando el campus era totalmente nuevo. En los años 50, la Ciudad Universitaria coleccionaba por primera vez a toda una generación estudiantil y eso cambió el panorama social más allá de lo que se pudo predecir. Lejos de generar edificios, Gurrola en seguida notó que su sentido de creación se enfocaba a lo humano, del actor inmerso en escena. Conoció a gente como él, creadores desesperados, fiesteros jóvenes, y procedió a dedicarse a lo que verdaderamente amaba, el teatro. Encontró “Poesía en Voz Alta”, precedido por Juan José Arreola y de ahí no dejó de realizar puestas en escena. Dirigió obras dramáticas, retomó textos clásicos o de sus amigos más cercanos, pero también se aproximó al ahora llamado teatro post dramático, el cual se refiere a “…un teatro de presentación, no subordinado a la supremacía del texto y ni al conflicto entre personajes, a las unidades de espacio, tiempo y acción, con personajes que devienen figuras portadoras de un discurso, en una escena en que, además, se difuminan las fronteras entre lo real y la ficción y predomina el gesto metateatral” (Muylem, 2018). En palabras de Gurrola, habla sobre el teatro como un acto único, totalmente libre. Dice que lo más importante son los actores durante la realización del acontecimiento escénico y el epifenómeno, noción que hace referencia a la imaginación inesperada. Gurrola era un verdadero artista del performance. Exaltado en creatividad e ideas, posicionó a sus amigos y familiares en escenarios imaginarios y hacía de ellos arte.


Mientras en Estados Unidos The Beatles llegaban por primera vez y Elvis cantaba su especial en la NBC (vestido de pies a cabeza en un traje pegadito de piel), en México, La Casa del Lago abrazó a La Ruptura. En este lugar Gurrola encontró libertad artística, que además del teatro, abarcó artes plásticas y musicales.

“El papel y el lápiz es un orgasmo infame”, transcribe Alegría Martínez (2007) en su libro. Su trazo define las líneas como caóticas, irreverentes, sin sentido aparente, pero revelan una personalidad ingeniosa y totalmente lúcida. Las pinturas de gran escala se burlan de la forma y técnica tradicional. Así mismo, la música que graba fluye cómo una sola, produce una curiosidad para seguir escuchándola, sigue a un ritmo o partitura invisible. ¿Qué va después?

Juan José Gurrola continuó creando hasta su muerte. En 1972, experimentó con el cine y el arte contemporáneo. Después de acudir al Documenta 5 en Alemania, realizó Robarte el arte, cortometraje en el que utilizó prácticamente puro texto para lanzar una crítica el arte de su época.

En 1960, con la puesta en escena de Despertar en Primavera nació el teatro mexicano moderno. Se trató de una obra que se estrenó en el teatro Carlos Lazo de la Facultad de Arquitectura, recinto en el cual dos años antes de fallecer,  Gurrola dirigió “Hamlet, príncipe de Dinamarca”, una adaptación propia que consideró como realmente política. Cerró, de esta manera, un círculo de teatro (Redacción, 2005).


Juan José Gurrola fue dibujante, actor, director, músico, arquitecto, seductor, crítico y bailarín. Considero que hace falta cuestionarse por qué su trabajo se encuentra en la sombra de artistas más mainstream, por qué no nos hablan sobre él en la educación básica obligatoria como sí lo hacen con Diego Rivera y Frida Kahlo, quienes, incluso, aparecieron en el billete de $500, como reconocimiento a sus trabajos como creadores. Quizá tenía una boca muy grande o era demasiado rebelde, quizá fue muy soberbio y pedante con la gente equivocada, quizá no ha pasado el suficiente tiempo para que su genialidad salga a flote. Cabe recalcar que sí es alabado en el teatro mexicano y el público de culto. Se habla de él cómo un pionero y, en mi opinión, un verdadero revolucionario. Su legado sobrevive en los artistas de hoy, pareciera que Gurrola sabía su importancia en las generaciones por venir.

Bibliografía

  • Martínez, A. (2007). Memorias Juan José Gurrola.Ciudad de México: Ediciones El Milagro, CONACULTA.
  • Muylem, M. v. (Julio - Diciembre de 2018). El teatro posdrmático de Hans-Thies Lehmann: gestación y revisión del concepto. telóndefondo, 28, 27-52.
  • Raúl Falcó, G. F. (2014).La boite de J. J. Gurrola.Ciudad de Méxcio, México: Vanilla planifolia, S. A. de C. V.
  • Redacción, L. (5 de junio de 2005). Proceso. Obtenido de proceso.com.mx: https://www.proceso.com.mx/194781/gurrola-es-o-no-es-el-hamlet-que-dirige.